“…Puede que nada de eso existiese y que yo me lo
hubiese inventado todo. Pero los dos sabíamos lo que había visto el otro…”
Puedo decir que llené de post-it este libro porque la
historia nos muestra que tal vez y solo tal vez el primer amor es para siempre
sin importar que pueda pasar en los años venideros siempre y cuando sea el
tesoro que siempre buscamos.
La historia es narrada Elio un joven de 17 años que
siente una atracción por Oliver un estudiante que viene de intercambio a la
casa del padre de Elio para trabajar en su libro en un pubelo al norte de
Italia en un hermoso verano.
Elio es un personaje que así como inspira la
ternura por la forma en que desea a Oliver también tiene un lado salvaje que se
guarda para sí mismo, la forma en la que expresa cuando está pensando o esta
solo es literal, carnal y explicita por tanto es un personaje que tiene
demasiados matices.
Oliver por lo contrario está consciente de lo que
quiere y es más aplomado en como dice y hace las cosas, es una caja de
misterios ya que nunca sabes cómo reaccionará frente a cada situación que surge o que Elio genera.
La forma en que se van encontrando y se va
materializando una relación que nunca existió a través de cada comida en casa,
paseo en bicicleta y oportunidad que tenían para tratar de expresar lo y es
hermosa, la historia no es forzada se va enlazando naturalmente y de la forma
más natural que se puede; la complicidad de lo prohibido que profesan ambos
personajes genera un ambiente lleno de amor y secretismo que se disfruta cada
vez que se encuentran.
Hay personajes que complementan la historia
perfectamente, está Vimini una niña de 10 años vecina de Elio que a través de
su inocencia se vuelve amiga de Oliver y entiende de manera simple la relación
de ambos protagonistas y hay un segmento del libro en el que ambos hablan por
última vez sobre ella que me parte el corazón.
El Papá de Elio puede ser sin duda el que se roba
el protagonismo en unas cuantas páginas al finalizar la tercera parte, en
cuanto Elio llega y se sienta junto a él sucede lo que todos esperan de sus
padres en esa situación, a pesar de “no saber nada” le explica a Elio lo
maravilloso que fue lo que tuvo con Oliver, sin decirlo, lo hermoso de poder
vivir las emociones que está sintiendo en ese momento y le muestra todo su
apoyo. En ese momento el lector no sabe qué hacer, yo no supe que hacer, te
desarma de una manera tan hermosa que sientes tu corazón al desnudo y debes
parar la lectura para procesar toda la historia y continuar sin desmoronarse.
Si bien todo es espectacular en el libro, el final
no lo es tanto por una razón, después de una historia idílica de amor la
despedida entre ambos protagonistas y los días después no reflejan el dolor que
podría estar sufriendo Elio, siento que este sentimiento es toco de manera muy
superficial cuando podría ser otro de los momentos clímax de la historia.
Ya sea Elio u Oliver, la historia encuentra forma
de hacerte identificar con pequeñas escenas que todos en algún momento hemos
vivido y conectar de esa manera te hace disfrutar la historia porque es más
cercana.
Es una lectura que se disfruta y que literal te
genera todas las emociones al mismo tiempo y por ello regresar a la realidad es
un paso difícil ya que necesitas asimilar que se terminó; más que recomendada
puede ser hermosa, triste, desesperante, agobiante pero necesaria.
“…Habíamos encontrado las estrellas tú y yo. Y esto
solo se consigue una vez…”
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