De los grandes clásicos de la literatura entra directamente a ser uno de mis favoritos, el libro se escribió a finales del siglo XIX por el escoces Robert Louis Stevenson y ésta fue su primer gran obra.
La historia me perdonarán los expertos, es la típica de la época, sobre los viajes de marineros inmersos en mil aventuras y en esta ocasión es en búsqueda de un tesoro escondido por un pirata ebrio. A diferencia de muchas historias que he leído esta tenía muchos personajes y en ocasiones me perdía y quedaba sin saber del todo que acaba de suceder y debía releer.
Básicamente la historia está narrada por un pequeño aventurero, Jim Hawkins, protagonista de la misma. Después de ciertos inconvenientes con un pirata en la posada de su familia y los enemigos de éste, tiene la fortuna o infortunio de tener en sus manos el mapa hacia una isla con un tesoro que enterró el pirata y no compartió.
La aventura es descrita de manera excelente, tal vez porque es el punto de vista de un personaje lleno de ingenuidad y coraje que tiene todo el mundo por delante, los personajes tienen personalidades bien definidas y el autor sabe como hacer que cada uno desarrolle el papel que debe hacer en su momento, es decir, están donde deben estar en el momento justo.
A pesar de que es la típica historia de marineros por un tesoro, Stevenson logra atraer la atención en la forma en que cuenta la historia y como se desarrolla; sus aventuras son tan formales como las debe vivir un caballero y un doctor y tan intrépidas como las debe vivir un pirata; siento que es una combinación fantástica y ganadora.
Quedé muy satisfecho con la lectura y sorprendido ya que sentí que iba a ser típica y aburrida y fue todo lo contrario; le doy cuatro punto cinco estrellas de cinco.
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